Que no, que no quiero escuchar
Se acabó. Hay que mirar hacia delante y pasar de lo pasado este fin de semana. Ayer estuve poniéndome al día, escuchando todas las canciones que se habían escogido desde el viernes pasado. Uffff! Pero qué difícil se hace pasar del primer minuto en la mayoría de ellas!
Escuché Armenia, favorita en muchos foros, y no la veo, no la veo… Escuché Bélgica y me parece un esperpento irrisorio; escuché Portugal, que la habían definido como ‘la voz’ y me parece que la canción no vale demasiado; escuché Montenegro, paso; escuché Serbia, otra favorita supuestamente, y es bonita, pero más de lo mismo; escuché Rusia y, aunque la canción me parece bastante peor que el ‘Never let you go’ me da miedo el poder de recoger votos que tiene Dima Bilan; escuché Azerbayán y, de todas las que oí, fue la mejor, lo que tampoco dice mucho.
No, no quiero escuchar. Nos quedan sólo tres canciones por escuchar/conocer y lo único que me da curiosidad es saber cómo suenan los Miodio (Tiodio, Leodio…) de San Marino y bueno, saber si finalmente la Perrelli subirá el listón en Belgrado, que madre mía. Tengo mis favoritas, pero este año son 4… de 42, no está mal el porcentaje, un 10%!
No, no quiero escuchar que este año será peor, porque eso lo escucho todos los años y luego las canciones las arreglan y, de tanto escucharlas, nos acaban gustando más. (Joé, qué mal consolarse con eso!). No, no quiero escuchar, como diría Lydia, que vamos a echar de menos el punto que le dio Croacia en 1999. Y es que ojalá lo echemos de menos. Aquella canción de Lydia me pareció algo insulsa cuando la escuché por primera vez en la radio (no, no tenía Internet por aquel entonces, creo) pero no pensé que fuese a quedar tan mal.
De la actuación, es inevitable hablar del vestido (“si va metida en un saco de patatas!”, recuerdo que dijo mi amiga, por aquel entonces, Silvia) y su color, y el corazón que sale por la boca. Agatha Ruiz de la Prada, conocida y reconocida en el mundo entero, sin todavía saber muy bien el por qué, no conectó con los europeos ni con los eurofans (y eso que somos unos cacho de frikis, como nos están repitiendo una y otra vez estos días).
De todas maneras, creo que el problema estuvo en la voz de Lydia. La chica tiene muy buena voz, como ha demostrado otras veces, pero sobre el escenario de Jerusalem la perdió y se notó un nerviosismo sin igual. La puesta en escena, con los coros esos, me da repelús ¡ya basta de esos cuatro pasmarotes moviéndose como barquitas en el mar!, y los repetimos en 2000... uff.... Y pena me da la cara de ella cuando la enfocaban durante las votaciones en ese panel multi-concursantes que la IBA nos regaló aquel año. Pobre, tan seria… Menudo dedazo aquel año. Recuerdo que Lydia desapareció de la escena musical durante años -y eso que su carrera prometía- y mis amigos y yo solíamos decir que se había quedado tirando piedras en las calles de Israel. Hay que tener maldad. Cómo es la gente...
Se cual es la verdad, quise confiar, y me has mentido...